La vida y el ruido del Raval
- Tábita Forja Miranda
- 26 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 abr 2018
Martes, 24 de abril de 2018, 22:36 horas. Aunque es un día laboral, el ruido nocturno se hace notar en la calle Valldonzella #3, 1ro, 2da. Tiphaine De Rouge, de 34 años, dibuja en la mesa de su sala de estar uno de los diseños que presentará en su trabajo. Es diseñadora de camisetas.
Hace un año y medio que empezó a vivir en este piso. Llegó de Francia para quedarse en las ajetreadas calles del Raval, barrio que escogió por su movida cultural. El ruido aumenta según cae la noche. “Vivo en frente del Nevermind y a veces hay gente hablando y borrachos gritando. Así es la vida del barrio”.
Aunque el bullicio nocturno es bastante evidente, Tiphaine piensa que por el día es aún peor por los turistas y los skaters. Sin embargo, estos últimos no le molestan. Es un grupo que encuentra muy pacífico, que solo quieren usar el espacio y no están buscando incomodar a nadie. Los ha visto comportarse con solidaridad, le encanta su “buen rollo”, siempre ayudan a ponerse de pie al que se cae… en fin, “es un rollo más de respeto” y solo quieren pasar un buen rato.
Aunque a ella no le molestan, ha escuchado a algunos vecinos quejarse por el ruido que hacen las ruedas de las patinetas y ha visto carteles donde exigen que se respete su descanso y se prohíba su uso a ciertas horas de la noche. “A veces, por la noche, pasa un grupo de jóvenes que nos dicen que hablemos más bajito y nos dan chuche”, dice entre risas y cree que son de una asociación del barrio.
Sí, es cierto que las patinetas tienen un sonido bastante particular pero bueno, en algunos barrios pasan coches y, en este, pasan los skaters. “Cada barrio tiene su ruido y su vida y la del Raval es esta”.
Es en la plaza de los Ángeles, la que está frente al MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) donde se pasan todo el día practicando. “Creo que en el MACBA está autorizado hacer skate los martes y los jueves, pero ellos patinan todos los días”, comenta. Ha estado allí con sus amigos que van diariamente a patinar y dice que nunca han tenido un episodio violento, ni con otro grupo ni con la policía. Cuando viene la policía sus amigos se sientan un rato, esperan a que los oficiales se vayan y luego siguen patinando.
Ella adora el ambiente del MACBA. Lo considera un punto de encuentro para artistas, deportistas y cualquier tipo de gente. Suele ir mucho para allá a dibujar porque tiene una vibra que la inspira a crear. Resalta lo importante que es que existan lugares como este, la plaza Universitat o el Fórum, donde los skaters pueden reunirse en sitios que parece que hubiesen sido construidos para ellos, tanto por sus suelos como por sus espacios abiertos. Si estos espacios no existieran, habría mucha más presencia de skaters en las pequeñas calles barcelonesas.
“Mucha gente asocia a los skaters y a los artistas en general con mendigos o vagos”, dice mientras lava unos platos. Comenta que, en muchos de los casos, la gente que los juzga no conoce el esfuerzo ni el tiempo que invierten en ser buenos en eso que les gusta y que no están perjudicando a nadie.
Esta es la visión de Tiphaine, pero no la de todos los que viven allí. El vecino del 2do, 2da ha manifestado muchas veces su desprecio por este grupo, sobre todo en las noches. Grita que se callen, que se vayan a patinar a otro lado, que le despiertan a los niños y otras cosas que Tiphaine recuerda y se ríe al comentarlo. “Es un viejo que se ha equivocado de barrio”.
23:44 horas. Se escucha una furgoneta del Ayuntamiento, una de las de mantenimiento que echa agua. “Cuando pasan estas máquinas y dejan todo el suelo mojado es imposible patinar, es imposible bailar, es imposible todo”.
Tábita Forja Miranda
Comments